Unión de Cofradías de Semana Santa de Úbeda

UNIÓN Y HERMANDAD: ÚBEDA EN LA VI ESTACIÓN

El pasado 19 de agosto, Madrid despertaba con un semblante inusual y desconocido. Se preparaba para vivir una jornada histórica, que sin duda marca un antes y un después en la historia de la cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Caída y María Santísima de la Amargura, en la de nuestra Semana Mayor y como no, en la de todos los católicos que allí se dieron cita.

En las horas previas al comienzo del Vía Crucis, se combinaba el cansancio con el calor, los nervios con la alegría, y el miedo a lo desconocido, con la tranquilidad que da el buen hacer.

Y así, bajo un sol de justicia, llegó el momento ansiado.

El cordón policial era denso, así como el de los solícitos voluntarios. Las banderas y los colores, infinitos. Y de entre ellos surgió primero un “ligero” inconfundible, seguido después de una generosa banda que nos transportó definitivamente a un Viernes Santo ubetense.

A la hora prevista, el Santo Padre, atravesó lentamente el paseo de Recoletos y pasó por delante de la VI estación en el vehículo oficial, para dirigirse al altar situado en la plaza de Cibeles, desde donde presidiría el Vía Crucis. A los pies del Titular de la Hermandad, le esperaba una presidencia en la que se encontraban: D. Juan Antonio Lindez, D. José Ramón López-Agulló, D. Francisco Luis Sáez, D. Juan Ignacio Damas, D. José Robles y D. Francisco Cayola

Los textos de dicho Vía Crucis eran claros, concisos y actuales. No dejan lugar a duda ante la postura de los católicos en el mundo actual: el sí a la vida, la otra mejilla, el perdón, y la valentía ante quienes nos atacan por nuestras creencias, quedaron plasmados en unos escritos emocionantes. A la sexta estación, llegó la cruz que ha peregrinado por toda España, de la mano de jóvenes comprometidos en la defensa de los derechos de los inmigrantes, y fue tomada por jóvenes de la Facenda de la Esperanza, para llegar a la séptima.

Finalizado el Vía Crucis, Benedicto XVI volvió a pasar por delante de cada una de las estaciones representadas por las distintas imágenes seleccionadas de todo el país. Delante del Cristo de Benlliure, se organizó una presidencia para entregar a su Santidad de manos del Hermano Mayor D. Juan A. Lindes, un atril de cerámica tradicional de Úbeda, obra del alfarero Pablo Tito, con el que la cofradía ha obsequiado a su Santidad, con motivo de su participación en la JMJ.

Emocionados y conmocionados por lo vivido, comenzó a organizarse una procesión general en toda regla. No era aún media noche, cuando sonó de forma magistral “Tristeza”, la marcha de nuestro Padre Jesús de la Caída, con la que daba comienzo el desfile procesional de la cofradía de Úbeda.

La Banda Sinfónica Ubetense, dirigida por Cristóbal López Gándara hizo las delicias de los ciudadanos del mundo que allí se dieron cita, con una genial interpretación del patrimonio musical de la cofradía, así como de la marcha de la Unión de Cofradías que se dejó escuchar por primera vez entrando a la plaza de Cibeles, sobrecogiendo a propios y extraños.

Durante el histórico recorrido, nuestro Cristo, estuvo acompañado por miles de personas que no perdieron la oportunidad de mostrar mucho cariño y admiración a los cofrades de Úbeda. Agradecían nuestra presencia, se interesaban por saber distintos datos referentes al día de salida, autor, cofrades etc. Y lo manifestaban con calurosos y espontáneos aplausos.

Pasadas las tres de la madrugada, nuestro Padre Jesús de la Caída llegaba a la Colegiata de San Isidro y el sueño de esta de hermandad, de esta ciudad cofrade tocaba su fin, entre los sones de la marcha de la Unión de Cofradías.

La Unión de Cofradías, que en todo momento ha mostrado su apoyo y disponibilidad a la junta directiva de la cofradía de la Caída, aplaude su valiente decisión y el enorme esfuerzo realizado, para llevar a término un proyecto que ha superado las expectativas de todos los que hemos participado en él de alguna manera.

¡Enhorabuena!